sábado, septiembre 17, 2005

La tradición de los clásicos (primera parte)

La historia de los emparrillados proviene de cuatro colores que han dibujado la tradición del futbol americano en nuestro país. El azul y oro, por un lado, y el guinda y blanco, por el otro, siempre han estado en los anales de un deporte construido por la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional.

Con más antigüedad en los emparrillados, la casaca auriazul carga una trayectoria llena de éxito, costumbres, leyendas y espíritu combativo. Desde sus orígenes siempre fueron superiores a sus rivales y ahora es tiempo de recordar que la gloria salió de la "horda dorada" y tarde o temprano retornará a reclamar lo que siempre le ha pertenecido.

Desde que se creo el primer equipo de futbol, en 1927, fue un deporte atractivo para los estudiantes universitario. De ahí que las filas de la UNAM rápidamente se nutriera de varios jugadores con un espíritu combativo para representar a su alma mater.

Cinco años tardaron para ingresar al naciente campeonato de futbol americano de la ciudad. Hasta ese entonces sólo habían participado en juegos de exhibición. Sin demostrar complejos de novatos, sólo tardaron un año para ser campeones. En 1933 iniciaría la racha de 12 campeonatos seguidos para los entonces conocidos como la "horda dorada".

Desde entonces aparecieron jugadores emblemáticos que ahora forman parte del recuerdo colectivo como leyendas consagradas. Tal es el caso de Roberto "Tapatío" Méndez quien desde su primera temporada, en 1935, dio muestra de un juego fuera de su época.

Junto con la aparición del Instituto Politécnico Nacional surge de inmediato el equipo de americano. Los Burros Blancos ingresan en el año de 1936, tiempo en que surge la Liga Mayor.

De hecho la única derrota en los primero tres años gloriosos de los universitarios fue contra los del Poli con un cerrado 6-0. La rivalidad empezaba a gestarse.

En los siguiente años, los del IPN comienzan a ser un rival a de cuidado para todos los equipos menos para la UNAM que siempre pudo derrotar. Sin embargo, en el 45 la historia tuvo un paréntesis cuando los guindablancos ganaron su primer campeonato mostrando que también estaban dispuesto a escribir su propia "gloria" al tradicional grito de "Huelum".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Toda mi vida he estado por los auriazules, pero me inscribí en el IPN, al final decidí entrar a otra escuela. Pero aquí entre nos, mi equipo favorito son los.... Mucha suerte y hasta luego