Sólo Senegal sabe lo que sentí el viernes pasado. Senegal había clasificado por primera vez a una Copa del Mundo para disputar la versión de Corea-Japón 2002. Llegaba como la escuadra más débil de las africanas y con pocas posibilidades de destacar. Y para su mala suerte, le tocaba abrir contra el campeón del mundo: Francia.
Las estadísticas dictaminaban una victoria fácil para la escuadra gala, sin embargo, los senegaleses dieron muestra de un buen futbol, metieron un gol y se llevaron la victoria por la mínima diferencia. Parecían que habían ganado el torneo y no era para menos. Le habían ganado a los campeones por méritos propios.
Después sumaron dos empates, ante Dinamarca y Uruguay, y sorpresivamente se clasificaron a la segunda ronda del torneo. Motivados y deslumbrantes llegaron hasta cuartos de final donde cayeron ante Turquía. No importaba esta derrota pues la victoria a Francia representaba el triunfo a su esfuerzo. En el futbol como en la vida, no hay nada escrito.
Todo este chorote es porque en la tarde del viernes gané un premio de periodismo después de tres años de participación. En la primera versión me llevé una mención honorífica, la segunda me fui en blanco y, esta vez, era la vencida.
Para no perder la costumbre, había tenido dos entrevistas en la mañana. Una a un doctor veterinario de la UNAM para saber las reacciones físicas de los toros de lidia en la fiesta brava y la segunda al nuevo coach de los Pumas de tocho.
Unos minutos antes de las seis, salí a toda velocidad de la redacción para estar a tiempo en el Palacio de Minería, lugar de la entrega de premios. El lugar ya estaba repleto.
Al nombrar a los primeros galardonados, recordé el año pasado donde daban los nombre de los ganadores y no aparecí. Sentí vértigos por pensar que otra vez se repetiría la historia.
Cuando dieron el nombre del ganador en reportaje se escuchó mi nombre y simplemente me hice pequeño en mi asiento. No lo creía. Me paré como pude, alguien me dijo que saludara a todos los jurados, me dieron un diploma, trofeo y una caja de premios. Estaba bastante freakeado
En los anteriores premios ya me había acostumbrado a ver al mismo chico que ganaba en esta categoría. Esta persona merece toda mi admiración por lo bien que redacta y, porque hay que admitirlo, es un prodigio del periodismo cultural.
Pero esta vez a mí me tocó salir con el premio. Recordé las caras de los de Senegal cuando le ganaron a Francia y no pude sentirme igual que ellos. Guardé la emoción durante el tiempo que duró la entrega.
Al salir del periódico, pus por que regresé a acabar unas notas, exterioricé mi emoción como si hubiera ganado un partido. Por una vez, logramos vencer a la lógica (juar, juar, juar).
lunes, febrero 27, 2006
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4 comentarios:
¡¡¡Woooooooooooooooooow!!! ¡MUCHAS FELICIDADES!
¿Qué más puedo decir? No se trató más que del resultado de tu efuerzo, de una recompensa bien merecida.
Un fuerte abrazo y, de nuevo, mis felicitaciones.
Que bien Alex!!!
Además seguro que fue mucho mas emotivo al realizarse la entrega en el marco de la Feria del Libro, ¿no?
Pues desde aquí un gran abrazo y una sincera felicitación.
Saludos!!!
celebremos ´por eso y chupemos mucho mucho mucho
jaja, saludos
China: Gracias China!! Espero verte pronto pa contarte con más detalle. Un abrazote.
Guille: Chelas!!! chelas !!! Chelas!!!! y más Chelas!!!
Laura: Estuvo rete bonito el que hubiera sido en Minería. Le dio más caché. Y de paso compré el nuevo libro de Harry Potter.
Saludos
Gade:Chelas y más chelas. Muchas chelas.
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