domingo, febrero 12, 2006

Una playa auriazul

Nada como el calor del pacífico, la suavidad de la arena en los pies, el tranquilizante sonido de las olas deslizándose sobre la playa y un delicioso Hershey de chocolate para el gusto matutino. Para cerrar tanto festejo de fin de carrera, la Casa de los Pumas se convirtió en la Costa de los Pumas.

Fueron días en los que dormíamos de tres a cuatro horas diarias y así aprovechar al máximo las bellas playas de Acapulco donde hubo tiempo de jugar futbol costero, aventarse desde el parachute y sacarle provecho a la barra libre de 12 horas.

Sin importar que estuviéramos en uno de los antros más nice del lugar, o a mitad de la avenida Miguel Alemán, o en un barco con turistas extranjeros a media noche, la tradicional y significativa Goya Universitaria nunca faltó.

Días de sol para disfrutar de los verdaderos amigos y seres queridos en un ambiente paradisiaco.

Ya hacía falta quitarse un poco el blanco burócrata que tanto nos identifican a los chilangos. Poco importó quedarse con las pompas blancas al regreso, total, ya habrá tiempo para ir a Zipolite y poner a tono toda la piel.

La Copa que bella es

La primera vez que la recuerdo fue por tele mientras se jugaba la final del Mundial Italia 1990. No entendía por qué un adulto como Maradona lloraba con tanta tristeza por no poder cargarla.

Con el paso del tiempo, descubrí su verdadero brillo y la importancia que encierra a lo largo de sus 18 quilates de oro. No es sólo un pedazo de metal escultórico en forma de un mundo, se trata del sueño más anhelado de todas las personas que les gusta patear un balón.

Cuando iba en secundaría recorté una foto suya del periódico y a partir de esta ilustración realicé un collage con diversas imágenes de futbol en un rincón de mi closet. Incluso, pegué una foto de Chilavert señalándola y otra más de Jorge Campos brincando sobre ella.

Todo esto lo recordé el viernes pasado cuando tuve el privilegio de estar a dos metros de ella. Fue una emoción indescriptible. Aquel trofeo que sólo había visto en fotos y televisión estaba a unos cuantos pasos de mí.

Me quedé varios minutos observándola (hasta que un señor malo me dijo que ya la iban a guardar) y reflexionando sobre todo lo que significa. La Copa del Mundo estaba en México.... Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

Sospecho que en verano regresará nueva mente a Brasil pero, mientras eso sucede, seguirá representando el sueño de miles de jugadores.

4 comentarios:

Laula Maga dijo...

Quihubo!!

Ahhh que pena el haberme perdidoel Acapulcazo, pero ni modo ahora soy responsable, jojo...

Saludos mi buen Alex!!!

Chinísima dijo...

Me da gusto que te hayas divertido en Acapulco; a mí mis papás no me dejaron ir, así que lloriquié, jajaja.

Ojalá nos veamos pronto y me cuentes toooodos los pormenores del suceso generacional del nuevo milenio.

En cuanto a lo de La Copa, se me hizo curioso el dato ese de que una vez se la robaron. Ya, qué poca abuela.

¡Muchos saludos!

es mi nombre Berenice dijo...

Ja, al leer el título de La Copa... pensé que ibas hablar del Copa Cabana.

Pus estuvo bien chido el viaje, pero Alex, seamos honestos, las playas de Acapulco están refeas. Pero el viaje fue memorable.

Chitiva dijo...

Guille: Vaya que es adorable el clima cálido. Es toda una delicia. Saludos primazo.

Laura: Ya leí tu post donde dices que entraste a trabajar. Me da gusto y te felicito por una nueva etapa en tu vida. Ya habrá más viajes por realizar como la reunión de la generación 2002-2006 en alguna otra playita.

China: Te extrañamos retemucho China!!! Si que gachos que se la robaron. Lo peor del caso es que se sospecha que se la robaron para quemarla y venderla en trositos de oro.

Bere: Hola!!! qué gusto tenerte por estos lados bloggeros. El viaje tuvo de todo, pero es verdad tu comentario de las playas. Hay bastante basura. Sin embargo, la de Puerto Marquez esta rete hermosa. Con sus bananas y todas esas atracciones acúaticas.