viernes, febrero 11, 2005

La insoportable levedad de una lesión.

Despues de 18 días de limitarme a caminar lo necesario, pude trotar un poco. Días encerrado en mi casa donde un alemán que se hace pasar por turco, partídos imaginarios en los videojugos, memorias que se escriben de forma palpable en letras y un sin fin de actividades que se mesclaron mientras me recuperaba de mi lesión del tobillo izquierdo.
Una jugada inorpotuna en el futbol, me ocasionó una distensión de ligamentos y no poder entrenar los últimos días de mis vacaciones. Seguía tras la pelota cubierta por mi entrenador Juan, cuando el hizo un cambio de ritmo lo que provocó que quisiera frenar mi carrera. Mi pie decidió no seguir la acción de mi cuerpo y todo el peso recallo sobre un tobillo que nunca giró como todos los demás.
Es la segunda vez que me lastimo la misma zona y todo parece indicar que me urge algún tipo de limpia. El mercado de Sonora me viene a la mente, pero sé cual es la solución. Cuando iba en la preparatoria, me lastime el otro tobillo y una prima hermosa, quien por cierto se acaba de estrenar como mamí, me regaló una pulsera que decidí ponérmela en dicho pie. Gran parte por sugestión y otra tanto por suerte, nunca más recibí una lesión igual.
Clásica cábala futbolera, mi pulsera me ha salvado de diversas lesiones. Tendré que conseguir una muy buena para el pie que tengo mal. Aunque no soy supersticioso bien vale la pena intentarlo. Todo con tal de no volver a soportor toques eléctricos como terapia para el tobillo.
Pese a que he pasado mucho tiempo quietecito tengo que agradecer las aventuras de Ali, personaje central del libro Cabeza de Turco, por darme horas de reflexión hacerca del racismo.
Y tambien a Gunter Wallraf, autor de este libro, por mostrarme un trabajo periodístico digno de análisis.
¡Y por qué no? también a FIFA 2005 por hacerme soñar con que Pumas le volvían a ganar al Real Madrid, en el Santiago Bernabeu.

No hay comentarios.: