miércoles, febrero 09, 2005

Y el balón sigue rodando

Hoy fue mi primer día como entrenador de niños de 10-11 años en la escuela de futbol más grande del país. A mis cinco años de experiencia como maestro de este arte peculiar de crear con en balon sueños del imaginario colectivo, uno no deja de aprender cosas nuevas de esta profesión.
Pese a que sólo me llegaron cinco niños al entrenamiento, fue enriquecedor darme cuenta de lo que me espera para esta temporada. Rebeldía, mayor nivel futbolístico, intención por realizar jugadas de fantasía, el inicio al gusto por las niñas, confesiones de travesuras mayores, etapa de transición en la que dejan de ser niños para convertirse en mini adolescentes con ganas de descubrir lo que hay más allá de la infancia efímera.
Dos de mis niños, ¿o debería llamalos pubertos? me confesaron que su caricatura favorita es South Park. Ja! en mis tiempos los padres se espantaban porque mis amigos y yo veíamos los Simpsons. Mi impresión fue que cada día la infancia mexicana crece a mayor velocidad y buscan la diversión que es considerada para gente grande. Los sueños de ser como un héroe ceden al ideal de ser como los de bigbrother, Adal Mamones o como los de Jackas.
Estas nuevas generaciones podrían considerarse como infantes que crecen rápido y despiertan de forma temprana a la realidad de nuestro mundo. El panorama puede pintar desolador, pero no todo es sombrio. Al estar más conscientes de su entorno, llegán más pronto a la fase de explicaciones etico-sociales donde se generan los cambios de arquetipos de detienen los cambios de mentalidad.
Aquí es donde el futbol, como un deporte de enseñanza de microsociedades, entra como un catalizador para que ejerscan su derecho a la libertad. Una oportunidad para ser creadores de hazañas al tiempo que se trabaja de forma armónica en equipo. Suena difícil en nuestra sociedad que se pueda ser exitosos sin pisar al de a lado, pero en el futbol como en la vida la clave del éxito está en impulsar la superación de tus semejantes para alcanzar nuestras metas.
Por estas oportunidades de crear consiencia en los niños-pubertos a traves de un deporte es que adoro ser entrenador. Una experiencia en la que enseño a ser libres de pensamiento con base humanísticas que los lleven a una superación personal y colectiva sin que caigan en un libertinaje individualista que los prive de otras oportunidades de volar.

¡Convivir más que competir, que la vida como el deporte es un juego en el que se busca la libertad de pensamiento, sentimiento y creación!

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