domingo, marzo 13, 2005

El clásico futbol de mis vecinos

Hoy hubo clásico. Ni lo ví. No es porque no le vaya a las Chivas o porque no odie ni tantito al America, solo que hubo mucha tarea por hacer. Sin embargo, si ví todos los goles.

Resulta que en la casa de a lado tengo unos vecinos -dos chicos un poco más jóvenes que yo- bastante hinchas de los pajarracos de coapa. Siempre que juega el América, me entero por sus histriónicos gritos. Hoy no fue la excepción.

Del otro lado está la casa de mis padres. Mi apá es aficionado rojiblanco quien adoptó los colores auriazules por solidaridarse con su hijo. Ahora es fan de los galácticos del pedregal aunque tiene muy claro a quién le va en el clásico mexicano.

Mientras redactaba una entrevista de un vendedor de periodicos. Escuché seis gritos de gol. Tres por cada casa. Tal parece que es un duelo de saber quién tiene las amígdalas más grandes al momento de cantar un gol. De hecho en el último tanto americanista, mis vecinos abrieron su puerta para que se escuchara más fuerte su grito. Un comportamiento bastante Kitsch.

Mi apá no se quedó corto y entonó un goooooooooooooooooooooooolllllllllllllllllllllll tan largo que no sospecho que otra vez se le halla brotado el derrame en su ojo izquierdo.

En fin, qué bueno que ninguno de estos equipos jugó contra los albañiles azules, porque el grito de competencia es contra el señor de la tintoreria que está cruzando la calle. En una ocasión mi loco -pero muy querido- apá abrió la ventana para gritarle al señor un gol de los pumas contra los azulinos.

Es la pasión panbolera de la que no me quejo, pues no tengo que aplastarme dos productivas horas a ver un partido si mis vecinos me tienen al tanto de los goles. ¿Se imaginan el cuadro tan pintoresco que se dio en los partidos de la selección mexicana en la pasada copa del mundo cuando jugaban a las 3 de la mañana?

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