TACVBOS!!! TACVBOS!!!

Si bien el jugar básquetbol, practicar natación (y más en verano), jugar la tradicional cascarita dominguera, pasar el tiempo en la cancha del tenis del club o cualquier actividad deportiva es muy bueno para nuestro cuerpo, nada se compara con cuatro horas cantando tus rolas favoritas desde la plancha del zócalo.

Así es mis queridos lectores. Estar bailando, en un tumulto descomunal, raspando la garganta con los acordes predilectos, esquivando botellas, bancos, bolsas de basura y hasta cuerpos de jóvenes voladores, requiere de un gran aguante físico.

El H H Café Tacvba se presentó en el corazón de Chilangolandia y no pudo ser mejor. Al pasar de sus rolas el sol se ocultaba y los faroles empezaban a iluminar la Ciudad de los Palacios. Justo ahí entre pachucos, cholos y chundos. Chichifos y mala fachas. La banda se volvió un campo de flores en un concierto que convocó a más de 170 mil personas.

No importó las horas de espera, el calor infernal del verano, las nalgas con futuras hemorroides por lo caliente del piso, las avalanchas de personas que provocaron asfixia u otros pormenores de todo un buen toquín (en toda la expresión de la palabra).

El ritmo de María, Eres, Las flores, La ingrata y muchas más fue un sueño único el cual continúa con su buen efecto en mi cuerpo. El alma se nutrió y eso vale cualquier pesar. Al final nos chingamos a Chayane y sus 140 mil seguidores. Hoy el café gusta más allá de Cuatro Caminos... y al que no le parezca: ¡CARCACHA Y SE TE RETACHA!