lunes, julio 11, 2005

Fictorrealidad

Tres espectros carmesíes se entrelazaban en un sueño beodo de expresión. El desamor da caminos ante pensamientos caníbales traicioneros en reflexión y bastante viscerales. Una sombra reluciente de protección, es la infusión de unos cristales verdes botellas.

Sin importar la realidad del entorno, la guarida para acoger sentimientos frustrados es el consumo de líquidos briagos. Después de una alegría prematura, espacio de viaje, y escape de coordenadas, llega el momento de liberar el lívido suprimido.

El sonido de botellas estrechándose entre sí da compás a un ritmo antes imperceptible a los oídos. Un grito agónico aparece en nuestro interior sin encontrar dónde retumbar más que en el subconsciente como escapatoria. Los movimientos de las figuras carmesíes se entrelazan para ser un sólo sentir.

Una vez lidiada el embriago del cariño transformado, los pensamientos de qué seguirá son inevitables. Caminos diversos aparecen ante el encuentro con nuestro ser. Destinos seductores, pasajes de retorno y senderos ermitaños son los más factibles. No obstante, la sinfonía del cristal verde botella estará presente para regresar el último aliento del imaginario.

Nota: Sentimiento surgido mientras veía la coreografía de danza Arenita azul, de Beatriz Robles, en el ciclo Danza por la libre presentada en un rincón de Coyoacán

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