jueves, julio 21, 2005

La niña de la eterna sonrisa

Nos encontrábamos viendo un álbum fotográfico cuando una imagen llamó mi atención. -¡Es mi papá!- comenté. -No, te equivocas. Es el mío- dijo ella. -Sí, pero con el mío a lado-. Resulta que por caprichos de la vida nuestros padres se conocían desde muchos años antes de que nosotros nos frecuentáramos.

Aquella foto era de una conferencia, en algún momento de los ochenta, donde ambos padres habían asistido como ponentes en un evento celebrado en la UNAM. Desde ese momento nos dimos cuenta de las similitudes que nos unían.

A esto había que sumarle la molestia por no haber continuado en nuestras fresas escuelas de origen al entrar a la prepa y el cambio de ambiente que implicaba, el gusto por el rock en español, las retas basquetboleras y, tiempo después, panboleras.

Incluso nuestras casas compartían las mismas características. Pilas de periódicos y más periódicos, con libros de temas sociales en los inmensos estantes y con algún Quijote en cada rincón.

Después vivimos infinidad de aventuras juntos. Nunca olvidaré nuestra colaboración voluntaria en la Cruz Roja, ordenando alimentos, bebidas y medicinas. Nuestras entrevistas para trabajar en las hamburguesas de la gran M, las pláticas en la espera del trolebús, las mil aventuras futboleras con los colores de los Coyotes, y cómo olvidar nuestro escrito de protesta contra la situación de nuestra Universidad publicado en Reforma.

En fin. Hoy me acuerdo de mi querida Cala la cual recuerdo cuando veo un girasol, me topo con un perro blanco con negro e incluso cuando voy a la Cineteca. Una niña hiperactiva quien espero siempre me solicite estar dando vueltecitas y sonriendo en cada momento de nuestra efímera vida.

Pd. Te extraño amiga.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿sabes porqué te leemos? porque es inevitable cuando alguien comenta lo malo malo malo que eres. O-jo-jo-jo-jo es verdad lo que la comunidad bloguera rumoraba

AmAbLe SeRvIdOr

Luis Ricardo dijo...

¿Que Chitivagol es el peor blog de la Tierra?
Me queda la duda, pero sí es muy malo.