domingo, agosto 21, 2005

Y ésto empieza a dar sus últimas...

Justo cuando pensaba haber librado el sentimiento de nostalgia post-escolar, éste apareció sin previo aviso. Fue inevitable no emocionarme al ver las caras conocidas de la escuela después de varios meses. El primer día de clase apareció en el subconsciente efímero de la añoranza.

Como todos los inicios de semestres no pude dormir bien. La emoción de iniciar los últimos seis meses, que en realidad son cuatro, crearon un remolino en mi cabeza sobre lo que espera en este tiempo. Una materia por cursar sólo una vez por semana, el término del servicio y la redacción de, lo que parecía lejano, la tesis.

Al recorrer el clásico camino del metro a la Facultad fue inevitable pensar en las mil apretadas en los pumitas; las compras de botanas, chelas, rollos fotográficos y sin fin de artículos de primera necesidad escolar de Tienda UNAM; y las muchas comidas de la palapita que no me atreví a ingerir.

Justo en aquel espacio en el suelo de la entrada estaba la reja azul que un día fue quitada para evitar fiestas memorables con la comunidad universitaria. En ese estacionamiento fue donde tuve las primeras lecciones de cómo estacionarse sin raspar la defensa en el intento.

Las enormes rampas, seguidas de más rampas y más rampas para soportar ocho escaleras y llegar a la odiada clase de las 7 antes de que el maestro, o algún adjunto frustrado, pasara lista.

Los changarros de comida de la que tanto se quejan los alumnos pero bien que no pueden vivir sin ellos. Incluso estoy consciente que extrañaré los muros pintados de consignas cuando pensaba en cooperarme para comprar enormes cartulinas para no seguir llenando las paredes de diversos tonos grisáceos.

Aquellas escaleras donde varios amigos de Periodismo nos reuníamos con la intención de quejarnos de algún profesor, tomar una buena ensalada (algunas veces cortesía de Sara), jugar algún juego de mesa (gracias Gade por traer tus juegos) o simplemente matar el tiempo en charlas de diversas temáticas.

En fin. Al término de mi clase me di cuenta que la nostalgia empieza a absorber mis pensamientos y que éstos avanzan a varios rincones de la Universidad como la zona deportiva, el Centro Cultural o Radio UNAM.

A unos días de terminar el servicio y después de leer un buen post del apreciado amigo Dante, es momento de disfrutar más que nunca los últimos días de universitario. Al menos como estudiante de licenciatura.

7 comentarios:

Gade Herrera dijo...

Muy emotivo, ya hasta ganas de chillar me dieron...

Saludos y no se olvide que siempre estaremos en un rincón del mundo para ayudar a los cuates o, de perdis, para ponernos una buena peda (si lo prefieres lo podemos hacer en CU pa' recordar viejos momentos)

Saludos melancólicos.

Chinísima dijo...

Alex!!!

Me cae que esto es un compló', jajaja, todos me quieren hacer llorar...

Si yo te contara lo que sentí el lunes, cuando ví tantos espacios vacíos y percibí tantas ausencias... Los estraño mucho a todos.

Qué tiempos aquellos, las clases de Lourdes Romero, los juegos de mesa (jugados en el suelo, ja), los trabajos confeccionados en el mensajero instantáneo...

Ya no digo más. Lo importante es que los verdaderos amigos perduran a través del tiempo y nos llenan de buenos recuerdos.

Lagrimotas y un abrazo re-bien fuerte.

Anónimo dijo...

A mi no me han dado ganas de llorar, simplemente siento diferente porque siento un gran vacio en mi panza. Yo te he comentado lo extraño que es querer algo que es intangible, aunque la infraestructura ahí está, pero así es quiero a la universidad y contrario a lo que mucho me han afirmado, a mí si me da tristeza dejarla, aunque eso si: donde este y lo que haga, mi corazón siempre
será azul y oro.
Uhhh si te contará todo lo que pienso al respecto cuando camino por CU... Saludos compagñero

Dantés dijo...

Hey, hey, hey!!! Esto no se acaba hasta que se acaba que no!!?? :D

Anónimo dijo...

Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra, también quien tenga la consciencia limpia, y creo que tú no...
Sólo recuerda que seguiré tus pasos, con los que lastimas a personas que segun tú aprecias.
Aprende a pensar sin rencor y pon la otra mejilla. Sábes que obraste mal al olvidar a quien una vez te dijo querer, pero piensa si esa persona te hubiera ignorado de la misma manera que tú lo hiciste.
Que las animas del infierno te castiguen por tus pecaminosas acciones y que Dios te perdone.
UN SALVADOR

Ginger dijo...

Ahhh pero lo bueno que no querias escribir un post emotivo ehhh, pero me imagino que todos pasamos por eso, ya hasta me hiciste recordar mis años dorados jajaja ay que pirata me oi, te mando un beso

Chitiva dijo...

Amigos del alma!!! Nunca los olvidaré.

Ginger: jajajaja. Creo que me queda la frase de cae más un habladro que un cojo.

Por lo demás, a las personas que de verdad quiero, saben muy bien que no importa las distancias o las situaciones, siempre tendremos un vínculo único e irrepetible. Estas personas lo saben