Quién no ha soñado dar vueltas de trompo, subvirar, sobrevirar y derrapar con su coche al puro estilo del Auto Increíble. Por un momento, hacer cosas locas que en las calles y carreteras que usualmente están prohibidas realizar. Aunque sólo duró un día, fue genial. Tomé clases de manejo extremo para saber cómo actuar ante situaciones de peligro en las vialidades de nuestra loca capirucha.
La orden era ir al Autódromo de la Magdalena Mixhuca y tomar un curso de manejo (pero si yo ya sabía manejar.... bueno, en teoría). Al llegar nos explicaron que nos enseñarían a conocer el coche para saber controlarlos en situaciones extremas.
Fue una hora de clase teórica, donde nos mostraron desde cómo sentarse hasta que el volante del conche no es un plato ni mucho menos una tornamesa. Incluso nos dijeron que está rete mal la técnica de una mano al volante y la otra en la piernita de la chica (lástima aligator).
Una vez concluida la enseñanza de las láminas, pasamos a los coches. Cada uno tenía un hermoso Ibiza, Seat (disculpen el comercial pero está rete hermoso el carrito). Primer paso quitarnos el miedo de usar el freno a fondo.
Teníamos que subir la velocidad hasta 70 kmph y frenar en seco. Tardé bastante en quitarme el miedo a frenar con todo. Pero después de ponernos unos conos como límite para detenernos, pues ya no me quedó de otra que aprender rápido.
Uno de los ejercicios más divertidos era dar vueltas a un círculo de conos hasta que empezar a levantarse un costado del coche por la fuerza centrífuga o eso decían (Aquí es cuando me doy cuenta que las clases del rabanito, mi profesor de física de la secundaria, pus no más no me entraron).
Ya que tenías al mono carrito levantándose, el instructor, que sólo en este ejercicio se subió a cada uno de los coches, te ponía el freno de mano para que tu auto súbitamente se derrapara al lado contrario, así que teníamos que dar un volantazo para no perder el control y acabar en algún garaje del autódromo.
Fue una sesión súper loca donde descubrí que los coches aguantan de todos. Ahora estoy preparado pa manejar con más seguridad en esta hermosa pero caótica ciudad.
Ahora sí micros, atrévanse a echarme un laminazo. Jajajajajaja. ...... Bueno mejor aguante hasta que tenga mi propio coche.
Cuando uno saca lo grupy
Estaba enfrente de ella, a dos minúsculos metritos y sin una valla de por medio. Sin embargo, tenía que mostrarme como un reportero.... pero.... era irresistible. Estaba mirándome y no podía aguantar más.
Lo confieso. El fin de semana dejé sacar mi lado grupy. Resulta que me mandaron a un torneo de fucho celebrado en el zócalo capitalino, organizado por la firma deportiva de las barritas. Al descanso del torneo, en el escenario enfrente de la catedral, se presentó la niña que canta canciones de rock pop. Un mango de ser humano, que en el 2000 buscó hombres de parís y que al amar le duele. Esa chica que canta la ritmo de un pato que canta bosanova. (suficiente, ya no daré más pistas).
El caso es que con mi gafete tenía la oportunidad de estar abajito del escenario a lado de los fotógrafos. Así que no lo dudé. Estaba cerca de ella y no podía cantar sus canciones por penita. Aguanté mucho, pero a la segunda canción dije: ¡Basta! Así que me pare a cantar. Para la tercera canción saqué mi cámara y le empecé a tomar fotos. Pa la cuarta mis pies se empezaban a mover al ritmo de su música. A la quinta... imagínense.
Después de una hora y medio de concierto, me había convertido en un grupy. Ni hablar, tarde o temprano todos sacamos nuestro lado oscuro y he de confesar que el mío es muy negro.
lunes, enero 30, 2006
viernes, enero 20, 2006
Las curvas del automovilismo
Si algo tienes las competencias de automóviles son mujeres. No importa el serial que se corra o el lugar del evento, siempre van a estar presentes edecanes de todo tipo de marcas que se encuentren. Las chicas Corona, Motorola, Telmex, Rosch fran (o algo así), Telcel, Michelin, Coca cola, Pecsi, sección amarilla y hasta del Doctor Simi tiene a sus chicuelas.
Llegaba a uno de esos eventos de coches y en la entrada del salón donde se iba a realizar una conferencia era inevitable no verla. Justo en la puerta, una chica, quien registraba a las personas, mostraba impresionante escote más abierto que la vuelta de la pera rumbo a Cuernavaca. Además, estaba sentada y eso provocaba más exhibición.
Mi primer pensamiento fue de -¡Hay madre!- Luego me dije -¿Qué no se dará cuenta? mejor le aviso- Después me sentí mocho y recatado así que sólo me acerqué a registrarme, mientras me reía de ver cómo todos los "caballeros" (así entre comillas) agrandaban sus ojos al pasar a registrarse.
Al hablar con la edecán y decirle mis datos, se dio cuenta que no le daba importancia a tremendo busto. Entonces se inclinó más para hacer rete más grande dicho escote (Nada que ver, mmmm... más bien mucho que ver). Sólo reí y me quedé aún lado mientras veía el rostro de los demás. (Hasta los de ojos rasgados enseñaban lo grande de sus retinas).
Es parte del espectáculo del deporte motor donde para nosotros los chicos es a todo dar, pero ¿y las aficionadas a los bólidos dónde ven a chicos guapos? Hay que reconocerlo es una injusticia para las chicas.
Año 2006
Vaya año que nos espera!!!! Entre partidos mundialistas, elecciones presidenciales, cambios en medio oriente, olimpiadas invernales, campañas electorales, más conflictos en Irak, nuevas vialidades en la Peje ciudaaaaa con todo y sus topes y más cambios climáticos en nuestra delicada y maltratada madre tierra, siempre habrá algo qué comentar.
Disfruten viendo a la selección mexicana en Alemania, pero no olviden checar los acontecimientos de nuestros posibles presidentes. Total, después del chente y la martita no veremos nada más kitsch en los pinoles. ¿o sí?
Llegaba a uno de esos eventos de coches y en la entrada del salón donde se iba a realizar una conferencia era inevitable no verla. Justo en la puerta, una chica, quien registraba a las personas, mostraba impresionante escote más abierto que la vuelta de la pera rumbo a Cuernavaca. Además, estaba sentada y eso provocaba más exhibición.
Mi primer pensamiento fue de -¡Hay madre!- Luego me dije -¿Qué no se dará cuenta? mejor le aviso- Después me sentí mocho y recatado así que sólo me acerqué a registrarme, mientras me reía de ver cómo todos los "caballeros" (así entre comillas) agrandaban sus ojos al pasar a registrarse.
Al hablar con la edecán y decirle mis datos, se dio cuenta que no le daba importancia a tremendo busto. Entonces se inclinó más para hacer rete más grande dicho escote (Nada que ver, mmmm... más bien mucho que ver). Sólo reí y me quedé aún lado mientras veía el rostro de los demás. (Hasta los de ojos rasgados enseñaban lo grande de sus retinas).
Es parte del espectáculo del deporte motor donde para nosotros los chicos es a todo dar, pero ¿y las aficionadas a los bólidos dónde ven a chicos guapos? Hay que reconocerlo es una injusticia para las chicas.
Año 2006
Vaya año que nos espera!!!! Entre partidos mundialistas, elecciones presidenciales, cambios en medio oriente, olimpiadas invernales, campañas electorales, más conflictos en Irak, nuevas vialidades en la Peje ciudaaaaa con todo y sus topes y más cambios climáticos en nuestra delicada y maltratada madre tierra, siempre habrá algo qué comentar.
Disfruten viendo a la selección mexicana en Alemania, pero no olviden checar los acontecimientos de nuestros posibles presidentes. Total, después del chente y la martita no veremos nada más kitsch en los pinoles. ¿o sí?
lunes, enero 09, 2006
La casa de los Pumas
Han pasado los trabajos escolares, exámenes de conocimientos y análisis narrativos, entrega de materiales visuales, presiones de trabajos finales, multas de la biblioteca, comida horrorosa y muy grasosa, pagos de copias sin fin y colas para sacar múltiples libros. La carrera terminó pero las fiestas no.
Después de darle duro al teclado el viernes por la tarde, salimos corriendo de la redacción el buen goku y yo para reunirnos con otros cuates y viajar a Cuautla, bello poblado muy cerca del hermoso Atlixco.
El camino se alargó por el tráfico presentado de improvisto en la carretera, pero la verdadera aventura inició cuando llegamos en taxi al fraccionamiento de la casa donde iba a ser la ansiada pachanga.
No había nadie en la caseta de vigilancia, así que pasamos sin problemas a un laberinto empedrado con casas cada 50 metros y múltiples caminos sin señalamiento. Después de varios minutos sin encontrar a los cuates. Vimos varias sombras de diversos chavos festejando a través de una ventana. Gritamos para que nos abrieran, pero.... qué decepción.
Salieron unos chicos sólo para decirnos que no eran estudiantes y mucho menos eran de la capirucha. Al seguir nuestra peregrinación el grito de "fondo, fondo, fondo" iluminó nuestras caras. Seguimos el ruido hasta una casa en el extremo final de una calle y no, no eran nuestros amigos.
Resultaron ser chicos del Poli (Sí, los archirivales), nos pasaron para explicarnos como llegar, felicitarnos mutuamente por acabar nuestras respectivas carreras e invitarnos un par de chelas si no encontrábamos la "casa de los Pumas", como ellos la nombraban. Cuando salíamos se corrió la voz de que éramos de la UNAM y pus nos despidieron con un sonoro Huelum.
Después de media hora de perdición seguimos mis coordenadas poco convencionales, sólo indiqué la ruta que me latió, y llegamos a otra casa ruidosa. Subimos al Gokú a la barda de la casa y nos pudo confirmar que sí eran nuestros cuates.
El resto de los tres días hubo tiempo para brindar, decir netas, jugar cartas, echar partiditos de fucho, tomar el sol, nadar en agua fría, comer retemucho y beber, beber, beber. El domingo de regreso a la capirucha y yo a presentarme a la redacción. Nuevamente tenía ojeras y cara de demacrado, pero esta vez no fue por la algún trabajo escolar, era por festejar haber terminado esta etapa tan formidable de la vida.
¡Salud por todos!
Después de darle duro al teclado el viernes por la tarde, salimos corriendo de la redacción el buen goku y yo para reunirnos con otros cuates y viajar a Cuautla, bello poblado muy cerca del hermoso Atlixco.
El camino se alargó por el tráfico presentado de improvisto en la carretera, pero la verdadera aventura inició cuando llegamos en taxi al fraccionamiento de la casa donde iba a ser la ansiada pachanga.
No había nadie en la caseta de vigilancia, así que pasamos sin problemas a un laberinto empedrado con casas cada 50 metros y múltiples caminos sin señalamiento. Después de varios minutos sin encontrar a los cuates. Vimos varias sombras de diversos chavos festejando a través de una ventana. Gritamos para que nos abrieran, pero.... qué decepción.
Salieron unos chicos sólo para decirnos que no eran estudiantes y mucho menos eran de la capirucha. Al seguir nuestra peregrinación el grito de "fondo, fondo, fondo" iluminó nuestras caras. Seguimos el ruido hasta una casa en el extremo final de una calle y no, no eran nuestros amigos.
Resultaron ser chicos del Poli (Sí, los archirivales), nos pasaron para explicarnos como llegar, felicitarnos mutuamente por acabar nuestras respectivas carreras e invitarnos un par de chelas si no encontrábamos la "casa de los Pumas", como ellos la nombraban. Cuando salíamos se corrió la voz de que éramos de la UNAM y pus nos despidieron con un sonoro Huelum.
Después de media hora de perdición seguimos mis coordenadas poco convencionales, sólo indiqué la ruta que me latió, y llegamos a otra casa ruidosa. Subimos al Gokú a la barda de la casa y nos pudo confirmar que sí eran nuestros cuates.
El resto de los tres días hubo tiempo para brindar, decir netas, jugar cartas, echar partiditos de fucho, tomar el sol, nadar en agua fría, comer retemucho y beber, beber, beber. El domingo de regreso a la capirucha y yo a presentarme a la redacción. Nuevamente tenía ojeras y cara de demacrado, pero esta vez no fue por la algún trabajo escolar, era por festejar haber terminado esta etapa tan formidable de la vida.
¡Salud por todos!
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